LACRIMOSA

Al son de las olas del mar.

Mecida por la banda sonora acuática más bella, siento todavía que nada es suficiente.

Recorro mi vida señalando con un dedo imaginario mis hazañas y no  arecen suficientes aunque todas y cada una de ellas costaran lo suyo. Estoy ante la posibilidad de la gran rebelión. O quizás ante la de sucumbir sin pestañear a los vientos y mareas de lo que se supone que se espera de mí. Pero no sé quién es esa que se espera eso, ni para cuando me pide tenerlo.

Entonces, lo más revolucionario que podría hacer es mecerme en la idea de ser nadie, y gozarla. Mi mayor hazaña, entonces, podría ser la de lograr transformarme en fracaso, dejar de huir de él para cumplir cada uno de sus puntos y características y, entonces, como el truco final de un gran mago, entonces, por fin lograr ser feliz.

Ser feliz con lo que nadie se espera, ser feliz cuando nadie esperaría que pudieras serlo.
Ser feliz, aceptar la vida.

Soltar la carrera y bailar, bailar en el gran e impenetrable mar de ser NADIE en la NADA.

LACRIMOSA son todos esos intentos frustrados para lograr vivir una vida feliz.